jueves, 19 de enero de 2017

Canto de Orfandad

Huizache, Arte Vivo de Oaxaca


¿Qué hemos de comer? ¿Con que cosa hemos de hallar deleite?
Allá esta la vida de nuestros cantos donde nacieron nuestros ancianos.

Mientras yo sufro en la tierra, ¿Allá donde ellos viven, se unirán en amistad, se unirán en festines?
¡No sé si he de despertar un canto, no sé si he de elevar un canto!
Aquí mismo, en el lugar de los atabales, si ellos están ausentes, ¿no haré más que yacer en tinieblas y abandono?
Creámoslo, corazón mío: ¿es acaso nuestra mansión la tierra?

No hago más que sufrir, porque solo en angustias vivimos.
¿Dónde he de cortar, donde he de pedir flores
Que así una vez más he de esparcir en la tierra?
¿He de sembrar otra vez, acaso, mi carne en mi padre y en mi madre?
¿He de cuajar aun, cual mazorca, he de pulular de nuevo en fruto?
Lloro: nadie está aquí: nos han dejado huérfanos.
¿Dónde está el camino hacia el reino de los muertos,
Al lugar donde todos bajan, a la región del olvido?
¿Es verdad que aún se vive en la región donde todos se reúnen?
¿Lo creen acaso nuestros corazones?
En cofre y en arca amortaja y esconde a los hombres
Aquel por quien todas las cosas viven.
¿He de verlas allá acaso?
¿Habré de fijar los ojos en mi padre y en mi madre?
¿Habrán de ofrecerme, acaso, su canto y su palabra que busco?
¡Nadie está aquí: nos han dejado huérfanos!

AZTECA-LIBRO :POESIA INDIGENA
Recopilación ANGEL MARIA GARIBAY KUNAM MEXICO 1962IMAGEN TZOMPANTLI AZTECA REC CHHC 09




viernes, 6 de enero de 2017

Las Vertebras del tiempo



Fuimos testigos del canto del tiempo
En rítmicos golpeteos en el piso,
Una a una las cuentas cantaron en tus pies,
Las cuentas de jade convertidas en vertebras de pez
Cantaron al deshojarse el tiempo,
Con ellas los recuerdos,
Los sentimientos atados en cordeles de luz y nailon.

Esas cuentas que anudan nuestras vidas
Que las soportan y las ciñen,
Hoy en su canto
Las vertebras del tiempo
Dejaron de aprisionar el cuello de la mujer amada,
Un ciclo largamente esperado
Hoy se cierra.

La mujer desnuda camina a su encuentro,
El hilo del tiempo se ha roto
Y las cuentas vuelven a su vida de sal,
Como en una gran cascada
Cayeron una a una.
El silencio fue testigo de su golpeteo.

No hay decoración más profunda
Que nuestro propio ser,
Nada embellece más la piel que un espíritu libre,

Nada brilla más que los ojos sedientos de paz

Edgardo G. Villanueva Cuevas 
Junio 2016..